….transgredir? La existencia de la transgresión implica la existencia de una norma. Sin norma, qué podemos transgredir? Donde haya normas inmoderadamente, habrá transgresión justa. Significa esto que una ley “insinúa” y ordena, obliga al cumplimiento y al respeto. Infringirla es transgredir. En su vientre, en el vientre de la norma, duerme la transgresión, trae escrito en su ADN, la desobediencia, y sera el abuso que despierte a la transgresión, situando, otra vez, a la norma, en su lugar de equilibrio.
Ser transgredida, ser desobedecida, nos la devuelve al orden. A su equilibrio.
Un nuevo orden, diferente, capaz de funcionar, mas cercano, mas proclive al espíritu de re-organizar, para adecuar. Y adecuar para la busca y la creación. La norma nace de la necesidad de ordenar y equilibrar una situación, una actividad, unos espacios, comportamientos, conceptos, unas políticas. Habitualmente producto de acuerdos entre partes. En el mejor de los casos sería ordenar sin intereses equívocos, confusos, o directamente interesados. Pero estamos hablando de arte.
Estamos ante un hecho creativo individual. Y es precisamente en esta circunstancia, en la que el artista creador se enfrenta solo en su busca y con los valores, bagajes y normas que él se impone o sufre. Es un privilegio y una responsabilidad. Es la disponibilidad de ser libre y obtener de esta capacidad unos resultados que emerjan, de lo habitual y conocido.
El paso de los siglos ha acumulado, estilos, ismos, modelos estéticos, tendencias, modas, escuelas, pensamiento. Por este motivo, este legado, las herencias, las normas “académicas” son múltiples. En esta dimensión de la de la estética, siendo la libertad, el núcleo, la semilla central de un fruto esférico, podríamos afirmar que la transgresión se nos presenta como un ejercicio habitual e integrado a la disciplina. Sin embargo, rebelarse sistemáticamente, sin conciencia clara de la norma que pretendemos desobedecer, tampoco nos trae demasiado lejos.
Antes de una rebelión ciega, habrá que observar la norma. Este esfuerzo, este respeto por el trabajo de otros, asegura su comprensión íntima y la subsiguiente transgresión exitosa. Aceptamos que toda norma entre en revisión y sea, infringida, desobedecida, transgredida si se quiere. Sobre todo, si se quiere. El esnobismo, cae inocentemente en esta trampa. Normas valiosas, hay, y muchas, y no deben ser, arrinconadas, por la moda inercial y de bucle por deshacerse de lo de antes. Un profundo respeto por la tradición y un esfuerzo hercúleo, sostenido, para remover todo, en honor de la belleza, la libertad y el equilibrio, nos abrirán las puertas para seguir en el hallazgo, de mundos superiores.