CONSCIENCIA PROPIA Y APRENDIZAJE
Uno de los problemas que se generan en la transmisión generacional es el efecto “Losa”. La que cae encima del aprendiz de arte es muy pesada y activa para ser asimilada sin traumas y con posibilidades de aprendizaje provechoso. Hace falta mucho discernimiento para quedar libre de tal cúmulo de información. Para situarla en su lugar, comprender gradualmente y asimilar los elementos que resuenen en el alma y mente del artista novel.
Demasiado potente para respetar los procesos interiores de crecimiento, los cuales necesitan esfuerzo, reflexión, introspección, aislamiento, y más trabajo, etc. Todos, elementos de un proceso de exploración y afianzamiento en si mismo, que si se obvian, la conciencia no emergerá, para serenarse y hacer posible el estado previo favorable a la creación, la fase de incubación.
(*) Dialogar es un camino, sin embargo por defecto de procedimiento, muchos artistas acaban sucumbiendo a discursos estéticos que les parecen adaptables, acomodándose a ellos, y renunciando a la aventura de buscar el propio.
La capacidad de silenciar los propios ruidos es comparable a la de digerir los del medio social. Aquí se presenta una gran tarea de los instrumentos pedagógicos que tendrán que aportar amplias soluciones.
Saber transmitir para potenciar, sin ahogar y cubrir todo el bagaje interno del artista que en un presente muy cercano, o muy lejano, aportará a la comunidad. Y en cuanto al artista saber recibir con cuidado y respecto a la tradición, el cúmulo de conocimiento y experiencia de sus antepasados. Él un día, será también tradición.
El equilibrio dará una conciencia estética madura, preparada para el diálogo o sea para la dinámica creativa. Solo el tiempo lleno de determinación, voluntad, intención y una sagaz escucha interior, acogedora de sensibilidades sobre todo propias y observando “delicadamente” lo externo además de un trabajo improbó, hará posible el hecho creativo.