Inhibición para intitular
Poner un título a una obra, por quien la a llevado a cabo, es una costumbre no solo aceptada como normal, si no logica. Hoy quiero proponer omitir esta costumbre y hacer una transferencia, pienso que enriquecedora.
Y no sólo normal sino necesario, en áreas sobre todo que no pertenecen al arte. Es una reafirmación lógica de la determinación del autor frente a su obra, trabajo o acción. El espectador espera como lo más natural del mundo que el autor exprese con palabras, lo que ya ha expresado con otro lenguaje. El lenguaje estètico.
El hecho de definir una obra, con un titulo, se da por supuesto, i parece una locura, un sin sentido, que se le proponga al espectador.
Y si, es lo que propongo, pues la obra que presento es propicia para ser recibida e intitulada por los espectadores, ya que su espectro de comprensión da para hacer este ejercicio.
A muchos les será incómodo, acostumbrados a recibir información muy elaborada y clasificada, despertara pereza aceptar nuevas propuestas.
Mi proposicion es que vayan algo más allá de la pregunta habitual de…¿ «qué es esto»?, o ¿»que significa esto»?, por otro lado, preguntas correctas de un cerebro que quiere identificar que tiene enfrente. Les propongo observar en silencio, mental y emocional, primero.
De acuerdo, lo cómodo, es leer la etiqueta que define y acota un producto. A esto estamos muy hechos, pero en Arte, en territorios de creación donde el objeto-obra, el que lo conforma y define son precisamente aspectos que suelen ser rompedores, debemos darle nuevas opciones. Y opciones que abran horizontes creativos.
Que el autor se inhiba a intitular la obra, en favor de la libre interpretación del observador.
(O.F.C.T.) del ángulos Observer Freely Created Title. Título creado libremente por el observador.
Con mi inhibición abro amplias oportunidades a miles de miradas. Dejo de estrechar una obra con mi definición particular. Ofrezco la obra a miles de espectadores, que prolongan y terminan la obra con su propia experiencia vital.
Y posiblemente del primer visionado obtendrá una percepción que puede cambiar con el tiempo. Estrechar las posibilidades de percepción con un título hecho por el artista (lícito si lo quiere hacer ) encuentro que es poco creativo. De este modo provoco en el espectador una actitud y tarea más activa. Lo induzco a ser proactivo ante el arte. Ante la experiencia de interpretar. Se convierte en co-creador.
No sé o desconozco si este método es ampliable a otro tipo de obra, pero en la mía, es muy adecuado. Proclive perqué ella es hija del lo espontáneo, y poco amiga de estructuras y códigos cercanos al racional. Con ella creo que me acerco más a símbolos, y más tarde arquetipos inconscientes que favorecen el método.
Así pues, el observador de Arte, ante mis obras tendrá que experimentar nuevas actitudes y situaciones mentales emocionales y espirituales. Ejercer la libertad de titulación o dejarlo sin título, en espera de encontrarlo o de abandono de entrar en el juego que se le propongo. Estas son las opciones. Decía, mas arriba, que el autor ha expresado su obra con lenguaje estético, con códigos propios del arte, y lo magnífico, lo optimo seria que el espectador interpretase, captase estos lenguajes. La inhibición de intitular la obra pienso que ayuda, estimula y promueve mecanismos internos para manifestar las posibilidades creativas del espectador-creador.
Tengo la esperanza de que alguien sentirá algo en sus adentros y que harà uso del libre albedrío. Otras posturas también serán libres, está claro.